Nota del
editor:
He usado el libro en edición digital (pdf) para su
actualización, las imágenes escaneadas de las páginas en muchas
ocasiones son defectuosas, y el texto en gran parte es de un sistema
OCR de reconocimiento de caracteres de google, de modo que habrá errores por
no poderse leer bien en algunos fragmentos.
Muy
ilustre señor
Habiéndose
dignado V.I. Acoger benignamente esta mi humilde producción
literaria (que no es más que un ensayo), titulada Descripción
histórica, artística, detallada y circunstanciada de la ciudad de
Alcañiz y sus afueras, compilo ahora con el grato deber de ofrecerla
y consagrarla a V.I. En testimonio de mi gratitud, y en prueba del
alto aprecio y estimación en que tengo sus nobles y elevados
sentimientos por el esplendor y renombre de nuestra patria, los
cuales son un fiel reflejo de los que igualmente animan a todos
nuestros conciudadanos, de que es V.I su verdadero intérprete y
legítimo representante.
Dígnese,
pues, admitir benévola e indulgentemente esta exigua ofrenda, que
tiene el honor de dedicarle su afectísimo servidor y capellán.
Nicolás
Sancho
ADVERTENCIA
PRELIMINAR.
1 . Al anunciar a mis Conciudadanos, en los
primeros días de Junio del próximo año pasado, la publicación de
este mi humilde escrito (cuyo proyecto había concebido pocos días
antes), estaba muy lejos de pensar que lo daría a luz con la
extensión que ahora tiene. Para lo primero influyeron circunstancias
meramente casuales, pero ajenas del todo a mi anterior propósito de
no escribir para el Publico, por lo mismo que me consideraba falto de
luces y de conocimientos, y privado de las dotes y cualidades
(calidades) necesarias: y para lo segundo, el compromiso del
paso primero; esto es, el haberme resuelto a quebrantar mi
determinación con poco examen, si bien con la idea halagüeña de un
empeño fácil, patriótico, de pocas exigencias literarias, y de una
extensión tal que no hubiera pasado de la sexta parte de lo que
ahora contiene esta obra.
Poco tardé en conocer la situación
crítica en que me había puesto mi fragilidad y el ciego impulso de
hacer un pobre obsequio a mi patria; pues que esta exigía en mi
obrita otras condiciones y circunstancias, para llenar, en algún
modo, el gran vacío que se experimentaba de un libro especial, que
abrazase y explicase convenientemente cuanto pudiera interesar y
satisfacer los justos deseos de mis compatricios.
¿Y podía
lograr esto un folleto? La descripción artística y detallada de
Alcañiz y sus afueras, su antigüedad, su historia, sus héroes, sus
glorias, sus monumentos, y mil y mil cosas de utilidad e interés,
¿podían tratarse y condensarse convenientemente en un pequeño
volumen? Seguramente que nó: así que la necesidad de variar de
plan, o por mejor decir, de dilatar su esfera, era patente,
indeclinable; so pena de hacer inútil mi trabajo, defraudando al
mismo tiempo los justos deseos de mis paisanos y amigos.
Habiéndome, pues, asaltado a la imaginación estas poderosas
y exactas consideraciones cuando no estaba más que en el tercer
pliego de la impresión de mi opúsculo, no pude menos de asentir a
ellas, y de lanzarme a arrostrar las dificultades y
consecuencias de mi nueva resolución.
No dejaron, empero,
de ocurrirme entonces graves y serias reflexiones para retraerme de
esta idea. La primera que se me puso delante, fue la que le
indicaba San Gerónimo a Eliodoro hablándole de la incompetencia de
los talentos medianos para las empresas literarias:
Los ingenios
flacos, le decía, no son aptos para tratar grandes asuntos, pues que
cuando los quieren acometer caen con la carga a la mitad del camino:
y tanto más sucede esto, cuanto mayor es el empeño que han
contraído, y mayor la dificultad que tienen que vencer; puesto que
la dignidad de la elocución debe estar al nivel y altura del asunto,
en cuyo escollo se ahogan y fracasan aquellos.
Lo mismo había
expresado antes Horacio, en su famosa Epístola a los Pisones, con
estas palabras:
Sumite maleriam vestris, qui scribitis, aequam
viribus, et versate diu quid ferre recusent, quid valeant humeri.
Pero al propio tiempo que esto agobiaba mi espíritu,
ocurríame también, entre otras cosas, lo que dice un Filósofo
Griego (Hierocles) respecto a los obsequios que se tributan a la
Patria. Esta, dice, como madre amorosa y benévola, admite y recibe
siempre con gusto los dones que se le ofrecen por pequeños e
insignificantes que sean; pues que van siempre envueltos en ellos,
afectos y sentimientos de la mejor voluntad.
Fortalecido
entonces con esta oportuna y expresiva sentencia; y teniendo además
en cuenta, que el prolongado silencio de otros ingenios de mejor
temple en no escribir de Alcañiz, disculpaba en gran manera mi
atrevimiento, resolvíme por fin a llevar adelante la empresa,
dándole toda la importancia y extensión que fueran compatibles con
mis fuerzas, y con la naturaleza y límites del asunto.
Si
la Patria es benévola y generosa, y si el amor a la misma, como dice
Virgilio, vencerá las dificultades, vincet amor patriae, ¿porqué
desfallecer ante el sacrificio que aquel
presupone y exige?
Adelante, pues (me decía con Cicerón); amemos de este modo a la
patria; sirvamos con celo a la posteridad y gloria de la misma; y
tengamos este proceder por el mejor y más acertado:
amemus
patriam, posteritati et glorie serviamus id esse optimum putemus (M.
Tulii Oratio pro Sextio).
He aquí, pues, expuestas con
sinceridad las razones y motivos que me han decidido a emprender y
concluir en breve espacio de tiempo este humilde ensayo, que con
grande amor y voluntad ofrezco a mis conciudadanos; pero rogándoles
al propio tiempo, que corrijan, enmienden, y disimulen las
faltas que en él advirtieren, siquiera sea esto en
compensación de lo bueno y meritorio que hallaren en obsequio y
beneficio de nuestra patria.
Pasemos ahora a exponer la
división y el plan de esta obra.
Toda ella está dividida en
cuatro secciones o partes principales. Cada una de estas, va
acompañada de cuantas notas interesantes y de actualidad hemos
creído útil añadir al texto, para ilustrar oportunamente las
materias que contiene. Y para aquellas que ofrecen mayor interés y
que para tratarlas convenientemente requieren un lugar especial,
hemos reservado unos Apéndices separados.
He aquí una idea
sucinta de las Secciones y de sus Apéndices respectivos.
En
la Sección primera, transcribimos la breve Descripción histórico -
artística de Alcañiz, que en 1844 publicó en los Recuerdos y
Bellezas de España el acreditado literato D. José María
Quadrado, compañero y colaborador, que fue, del sabio y profundo
Balmes. Deseando que nuestra Obra tenga el carácter de
imparcialidad que debe tener, y que siempre se pone en duda en un
escritor del mismo país, nos ha parecido muy del caso echar
así su cimiento, dando con ello una prueba práctica de la rectitud
de nuestra intención y propósito.
A esta sección
acompañamos muchas notas de interés, y luego dos apéndices, que
son los siguientes:
el primero contiene una curiosa Descripción
de la antigua iglesia Colegial; joya preciosísima de
arquitectura gótica, que con mal acuerdo se derribó al emprender la
grande obra del nuevo templo.
El segundo es una Descripción
artística de los ricos y variados mármoles y jaspes que encierra la
actual Colegiata (que desgraciadamente ha descendido a
Parroquia), con la
procedencia de cada uno de aquellos; si bien la mayor parte son de
las canteras riquísimas de esta
Ciudad.
En la segunda sección nos detenemos en
describir estensa y circunstanciadamente la Ciudad, sus afueras, sus
términos, sus producciones, su comercio y su historia; dando además
una idea del Partido judicial
y del antiguo Corregimiento, que en cierto modo formaba una buena y
extensa provincia.
Acompañan
a esta sección cinco apéndices importantes.
En el primero la
descripción del Santuario de Nuestra Señora de los Pueyos.
En el segundo, la de la suntuosa Capilla del Cementerio.
En el tercero la de las virtudes medicinales del agua de la
fuente de Santa Lucía.
En el cuarto, una extensa disertación
histórico critica sobre el famoso Parlamento de Aragón
celebrado en Alcañiz en los años 1411 y 12.
En el
quinto, otra disertación geográfica y polémica sobre el sitio en
que estuvieron
Ergávica. y Anitorgis, Ciudades
famosas del imperio romano en la España Citerior o
Tarraconense.
En la tercera Sección presentamos una
reseña histórica y bibliográfica de los hijos más ilustres de
Alcañiz, terminada con una adición biográfica del Grande
Orador sagrado del Siglo XVI D. Juan Bautista Lanuza, hijo
ilustre de la Villa de Híjar del antiguo Partido y
Corregimiento de Alcañiz.
Y después siguen tres
apéndices, en los cuales hemos tenido el gusto de insertar algunos
fragmentos notables y curiosos de Obras correspondientes a cada uno
de los tres Autores alcañizanos a que aquellos se refieren.
Por fin, en la cuarta y última Sección, damos a luz varios
documentos inéditos e importantes de la más remota antigüedad.
Tales son:
la Carta - puebla de Alcañiz en 1157;
su
donación inmediata a este Convento de la orden de Calatrava;
la erección de la Colegiata;
la Real pragmática
elevando la villa de Alcañiz a la clase y categoría de Ciudad;
y la famosa sentencia y declaración en favor del sucesor a la
Corona de este Reino D. Femando Príncipe de Antequera, que hemos
tomado de la Colección
de documentos inéditos del archivo
general de Barcelona, publicada de Real orden por el Sr. Bofarull.
Y todos estos documentos que se escribieron en latín, los
hemos vertido a nuestra lengua, para que así puedan leerlos
todos y entenderlos.
Tal es la extensión que hemos dado a
esta obra, y tal la copiosidad (cópia) y variedad de las
materias y asuntos que contiene.
Tarea árdua y compleja ha
sido para nosotros, el reducir todo lo sobredicho a un sistema
ordenado y metódico, y a una base fija de unidad y de concierto.
Si solo fuera una historia nuestra obra, o si meramente se limitase a
una descripción especial y determinada; entonces por sus leyes y
prescripciones tendríamos ya una pauta segura.
Pero no es esto
solo lo que contiene: el campo aquí, es más vasto, más universal,
más variado (vário). Tiene todo lo sobredicho, y abraza además de
diferentes modos y maneras, cuanto es propio y peculiar de Alcañiz,
cuanto atañe a Alcañiz,
Considerándolo, pues, nosotros de
este modo, nos ha parecido seguir el plan que acabamos de exponer; en
el cual, del mejor modo que nos ha sido posible, desenvolvemos la
multiplicidad en medio de la unidad, reduciéndolo todo armónicamente
a una idea simple y fundamental, a lo que atañe a Alcañiz.
Hagámoslo ver claramente. Toda la obra contiene cuatro puntos
capitales; a saber, descripción, historia, hombres célebres y
documentos importantes de Alcañiz.
Estos puntos capitales se
desenvuelven del modo siguiente: descripción general y descripción
particular; historia en general e historia en particular; hombres
célebres en general y hombres célebres en particular; y citas de
documentos y hechos históricos en general, y exhibición de los
mismos en particular.
La
simple exposición de estas partes, indica que reina armónicamente
en su conjunto una sola idea dominante, lo que atañe a Alcañiz;
pero lo que vamos a añadir concluirá de aclararlo del todo.
Los
puntos capitales de que hemos hecho mención, son las secciones, las
cuales, a parte de su
objeto principal y de los muchos detalles
que encierran, tratan o insinúan en general ciertas
materias
importantes que requieren mayor ampliación, o que es útil y
conveniente el detenerse en ellas. Pues bien; para hacerlo así
separadamente, hemos adoptado los Apéndices dentro de sus
respectivas Secciones. Y de esta suerte funcionan alternativamente
(condensándose después en la unidad) lo abstracto y lo concreto, lo
general y lo particular: esto es, lo general en las Secciones, y lo
particular en los Apéndices; sin recargar en aquellas lo que sería
intolerable y desproporcionado, y aplicando a estos lo que es
conforme a su objeto y medida. De lo cual resulta en definitiva, que
lo particular sigue y depende de lo general que lo produce y entraña.
Y estas son las razones principales que nos han determinado a la
prosecución de este plan, contenido sintéticamente en el título
general de la Obra: la cual terminamos con un índice sintético y
analítico, para facilitar así a nuestros lectores su pronto examen
y conocimiento.
Mucho podíamos decir acerca del valor y
significación de algunos de los indicados puntos
capitales,
pero, nos limitaremos a reseñar ligeramente el contenido de los
mismos.
En primer lugar, tiene un interés y encanto
indecibles para nuestra alma, la patria que nos vio
nacer, y en
la que recibimos las primeras impresiones de los objetos exteriores.
Así que, los vivos recuerdos de nuestras casas y de nuestros
templos, de nuestras calles y de nuestras plazas, de nuestros montes
y de nuestros términos, de nuestras fuentes y de nuestros ríos, y
de nuestros campos y de nuestra vega; todos estos recuerdos, decimos,
y otros muchos análogos a estos, son siempre, muy gratos y animados,
y de puras y suavísimas emociones. Y esto es lo que detallan las
descripciones de esta Ciudad y sus afueras, que ponemos en la primera
y segunda Sección.
En cuanto a objetos, especiales y,
determinados, no dejan también de ofrecer grande interés y
admiración, la riqueza, hermosura y variedad de los mármoles y
jaspes que encierra la suntuosa Colegiata, de que nos ocupamos
detenidamente en el Apéndice segundo a la Sección primera.
La
Disertación histórico-crítica del Parlamento de Aragón
celebrado en Alcañiz a principios del Siglo
XV, tiene por objeto un suceso singular e importantísimo, que
por muchos conceptos es una gloria para Alcañiz, así como
para todo el Reino de Aragón y para todos los Estados de esta
renombrada Monarquía: es un hecho sin ejemplo en los fastos
de nuestra historia y en la de otros Pueblos y Naciones.
¿Podíamos prescindir de él?
¿Podíamos citarlo solo de
paso?
¿Podíamos tratar someramente esta página tan brillante?
Por eso, y porque ignoramos se haya ocupado ninguno expresamente
del sobredicho Parlamento de Alcañiz, que con el de Tortosa
produjo el célebre Compromiso de Caspe, y éste la pasmosa
elección de un nuevo sucesor a la conturbada Monarquía
aragonesa; por eso decimos nos hemos determinado a ensayar
críticamente su historia en el cuarto Apéndice a la segunda
Sección; completándola aun después con una Biografía del Papa
Luna (el Antipapa Benedicto XIII) que tanto intervino en
este complicado negocio, y cuyas circunstancias personales
convenía aquí deslindar.
También era conveniente y
oportuno aclarar y resolver en definitiva la antigua y ruidosa
cuestión de Ergávica, cuya ciudad celtíbera situábanla algunos en
Alcañiz. Pero como actualmente no hay ningún geógrafo ni escritor
que opine de este modo; y como los notables adelantos que se han
hecho en los estudios de la historia árabe, de la geografía
comparada, de la litología y de la crítica demuestran lo contrario,
nos hemos visto precisados a entrar de lleno en esta cuestión
doméstica, digámoslo así, escribiendo al efecto la extensa
disertación polémica que atrás hemos indicado. En ella probamos
con gran copia de datos y argumentos el sitio preciso de
aquella Ciudad, y la mucha probabilidad que tiene la opinión de que
la antigua Anitorgis de la Edetania corresponde a Alcañiz. Con cuyo
motivo damos en el quinto Apéndice de la Sección segunda, muchas y
curiosas noticias de las Ciudades, límites y circunscripciones de la
Celtiberia y de la Edetania, según las respetables autoridades de
Plinio, Estrabon, Ptolomeo, Tito Livio, y otros geógrafos e
historiadores de conocida fama y reputación.
Los hombres
ilustres que en todos tiempos ha producido Alcañiz, son seguramente
su principal ornamento y constituyen el titulo más legítimo de sus
glorias. El ocuparnos, pues, de ellos, como lo hacemos en la tercera
Sección, era para nosotros un deber primordial e indeclinable.
Y
he aquí porque en medio de las graves dificultades que nos ha
presentado la escasez de datos y antecedentes sobre los mismos, no
hemos cejado un punto en nuestro empeño, pudiendo aun ofrecer a
nuestros paisanos, treinta reseñas histórico-bibliográficas de
escritores e hijos ilustres de esta Ciudad, muchos de ellos hombres
eminentísimos.
Finalmente, los documentos que en la Sección
cuarta transcribimos, justifican, determinan y amplían algunos datos
históricos que en esta obra hemos aducido; satisfaciendo at mismo
tiempo la curiosidad: que naturalmente excitan estos raros y
preciosos testimonios de nuestra venerable antigüedad próximos ya a
desaparecer, y que son un fiel reflejo del carácter y circunstancias
de aquella nuestra naciente sociedad política.
Algo
podríamos aun alargarnos en hacer ver las serias dificultades que
nos ha opuesto la falta
de noticias y de antecedentes, que hemos
indicado, para el desempeño de nuestro humilde trabajo; pero solo
diremos acerca de esto lo siguiente.
El rico archivo de esta
Ciudad desapareció por completo en la aciaga época de la guerra de
la independencia. Únicamente nos ha quedado su índice, qué compone
nada menos que 200 páginas en folio: de lo cual puede inferirse la
grande extensión e importancia que aquel tendría.
De las
muchas obras literarias que en todos tiempos han dado a luz los
ingenios de Alcañiz, es rarísima la que se conserva en el día en
manos de algún curioso particular. Y por lo que respecta a las
Memorias y Apuntes de esto Ciudad, solo tenemos un ejemplar
manuscrito de la Historia de la misma, que en 1704 publicó el
escribano Pedro Juan Zapater el cual con laudable celo copió y
trasladó oportunamente el erudito patricio alcañizano, D. Evaristo
Colera, Rector, poco ha, de Valdeltormo; a cuya incansable pluma se
debe también la conservación de otros papeles apreciables.
Pero
la mencionada Historia de Zapater, que consta de 600 páginas en
folio y que emplea más de 200 en hablar de Ergávica, es
pobrísima en las biografías de los hijos de Alcañiz, escasa y poco
esmerada en la descripción de esta Ciudad, y solo difusa y abundante
en lo de Ergávica (que creémos extraño a nuestra localidad,), y en
lo que tiene relación con las Iglesias, con los conventos, y con el
muy célebre de la Orden de Calatrava.
El Sr. Zapater hizo, sin
embarco, un gran servicio a su patria, que le agradece muy
cordialmente; pero su obra se resiente no poco del tiempo en que se
escribió.
Nos ha sido preciso, pues, colocarnos en otro
terreno, y consultar, además de lo dicho, cuantas obras y documentos
útiles a nuestro intento hemos podido adquirir desde este rincón de
España; aunque no han sido tantas como deseáramos. Zurita, Abarca,
Asso, Latassa, Mariana, Bofarull y otros varios escritores, han sido
nuestros guías principales; y de ellos hemos sacado la débil luz de
nuestros cortos conocimientos, en el tiempo que nos hemos consagrado,
al trabajo de esta obra. Confesamos francamente, que debíamos
habernos detenido algo más en limarla y corregirla; pero no hemos
creído prudente diferir su publicación pues que la habíamos
anunciado al Público y deseábamos cumplirle cuanto antes la
palabra.
En medio de la insignificancia y desaliño que han
precedido (presidido) a su redacción, hemos tenido que tocar muchos
puntos y materias diferentes, y emplear en ellas diversos tonos y
elocuciones; cuya dificultad ha aumentado no poco la convicción de
nuestra fundada desconfianza. Pero sin embargo; aliéntanos algún
tanto la indulgencia que esperamos de nuestros conciudadanos, y el
amor y benevolencia de la Patria, que como atrás se ha dicho, admite
siempre con gusto cualesquiera dones y obsequios que se le tributan.
Si el nuestro es exiguo y de poca monta, cuando menos representa
la dignidad e importancia de un grande objeto, de un grande asunto,
la glorificación de la Patria: lo cual compensa en gran manera la
pequeñez e insuficiencia de esta ofrenda, que le hacemos con buena
voluntad y sin livianas pretensiones.
¡Quiera el Cielo, que
otros ingenios más fecundos y afortunados, se estimulen con ella a
levantar sólida y cumplidamente el monumento de nuestras glorias
alcañizanas; ya que solo hemos podido nosotros acercar a él algunas
piedras y materiales!
Alcañiz, 1 de Marzo de 1860.