martes, 25 de diciembre de 2018

Ciudad de Alcañiz y sus afueras

Descripción Histórica, Artística, Detallada Y Circunstanciada de la Ciudad de Alcañiz Y Sus Afueras

Edición 2019 en papel y Kindle por Ramón Guimerá Lorente.

Consultar el PDF del original u otros formatos en la URL.

https://archive.org/details/bub_gb_aHJbcbRJCEoC/page/n5



Ciudad de Alcañiz Y Sus Afueras



por el presbítero D. Nicolás Sancho, ex prior del real monasterio de Rueda del orden de San Bernardo. / Císter /






Ciudad de Alcañiz y sus afueras, Nicolás Sancho Moreno


ALCAÑIZ: 1860.

Imprenta de Ulpiano Huerta, calle Mayor, núm. 56. 

Nota del editor:

He usado el libro en edición digital (pdf) para su actualización, las imágenes escaneadas de las páginas en muchas ocasiones son defectuosas, y el texto en gran parte es de un sistema OCR de reconocimiento de caracteres de google, de modo que habrá errores por no poderse leer bien en algunos fragmentos.



Muy ilustre señor

Habiéndose dignado V.I. Acoger benignamente esta mi humilde producción literaria (que no es más que un ensayo), titulada Descripción histórica, artística, detallada y circunstanciada de la ciudad de Alcañiz y sus afueras, compilo ahora con el grato deber de ofrecerla y consagrarla a V.I. En testimonio de mi gratitud, y en prueba del alto aprecio y estimación en que tengo sus nobles y elevados sentimientos por el esplendor y renombre de nuestra patria, los cuales son un fiel reflejo de los que igualmente animan a todos nuestros conciudadanos, de que es V.I su verdadero intérprete y legítimo representante.

Dígnese, pues, admitir benévola e indulgentemente esta exigua ofrenda, que tiene el honor de dedicarle su afectísimo servidor y capellán.

Nicolás Sancho


ADVERTENCIA PRELIMINAR.

1 . Al anunciar a mis Conciudadanos, en los primeros días de Junio del próximo año pasado, la publicación de este mi humilde escrito (cuyo proyecto había concebido pocos días antes), estaba muy lejos de pensar que lo daría a luz con la extensión que ahora tiene. Para lo primero influyeron circunstancias meramente casuales, pero ajenas del todo a mi anterior propósito de no escribir para el Publico, por lo mismo que me consideraba falto de luces y de conocimientos, y privado de las dotes y cualidades (calidades) necesarias: y para lo segundo, el compromiso del paso primero; esto es, el haberme resuelto a quebrantar mi determinación con poco examen, si bien con la idea halagüeña de un empeño fácil, patriótico, de pocas exigencias literarias, y de una extensión tal que no hubiera pasado de la sexta parte de lo que ahora contiene esta obra.

Poco tardé en conocer la situación crítica en que me había puesto mi fragilidad y el ciego impulso de hacer un pobre obsequio a mi patria; pues que esta exigía en mi obrita otras condiciones y circunstancias, para llenar, en algún modo, el gran vacío que se experimentaba de un libro especial, que abrazase y explicase convenientemente cuanto pudiera interesar y satisfacer los justos deseos de mis compatricios.

¿Y podía lograr esto un folleto? La descripción artística y detallada de Alcañiz y sus afueras, su antigüedad, su historia, sus héroes, sus glorias, sus monumentos, y mil y mil cosas de utilidad e interés, ¿podían tratarse y condensarse convenientemente en un pequeño volumen? Seguramente que nó: así que la necesidad de variar de plan, o por mejor decir, de dilatar su esfera, era patente, indeclinable; so pena de hacer inútil mi trabajo, defraudando al mismo tiempo los justos deseos de mis paisanos y amigos.

Habiéndome, pues, asaltado a la imaginación estas poderosas y exactas consideraciones cuando no estaba más que en el tercer pliego de la impresión de mi opúsculo, no pude menos de asentir a ellas, y de lanzarme a arrostrar las dificultades y consecuencias de mi nueva resolución.

No dejaron, empero, de ocurrirme entonces graves y serias reflexiones para retraerme de esta idea. La primera que se me puso delante, fue la que le indicaba San Gerónimo a Eliodoro hablándole de la incompetencia de los talentos medianos para las empresas literarias:
Los ingenios flacos, le decía, no son aptos para tratar grandes asuntos, pues que cuando los quieren acometer caen con la carga a la mitad del camino: y tanto más sucede esto, cuanto mayor es el empeño que han contraído, y mayor la dificultad que tienen que vencer; puesto que la dignidad de la elocución debe estar al nivel y altura del asunto, en cuyo escollo se ahogan y fracasan aquellos.
Lo mismo había expresado antes Horacio, en su famosa Epístola a los Pisones, con estas palabras:
Sumite maleriam vestris, qui scribitis, aequam viribus, et versate diu quid ferre recusent, quid valeant humeri.

Pero al propio tiempo que esto agobiaba mi espíritu, ocurríame también, entre otras cosas, lo que dice un Filósofo Griego (Hierocles) respecto a los obsequios que se tributan a la Patria. Esta, dice, como madre amorosa y benévola, admite y recibe siempre con gusto los dones que se le ofrecen por pequeños e insignificantes que sean; pues que van siempre envueltos en ellos, afectos y sentimientos de la mejor voluntad.

Fortalecido entonces con esta oportuna y expresiva sentencia; y teniendo además en cuenta, que el prolongado silencio de otros ingenios de mejor temple en no escribir de Alcañiz, disculpaba en gran manera mi atrevimiento, resolvíme por fin a llevar adelante la empresa, dándole toda la importancia y extensión que fueran compatibles con mis fuerzas, y con la naturaleza y límites del asunto.
Si la Patria es benévola y generosa, y si el amor a la misma, como dice Virgilio, vencerá las dificultades, vincet amor patriae, ¿porqué desfallecer ante el sacrificio que aquel
presupone y exige?
Adelante, pues (me decía con Cicerón); amemos de este modo a la patria; sirvamos con celo a la posteridad y gloria de la misma; y tengamos este proceder por el mejor y más acertado:
amemus patriam, posteritati et glorie serviamus id esse optimum putemus (M. Tulii Oratio pro Sextio).

He aquí, pues, expuestas con sinceridad las razones y motivos que me han decidido a emprender y concluir en breve espacio de tiempo este humilde ensayo, que con grande amor y voluntad ofrezco a mis conciudadanos; pero rogándoles al propio tiempo, que corrijan, enmienden, y disimulen las faltas que en él advirtieren, siquiera sea esto en compensación de lo bueno y meritorio que hallaren en obsequio y beneficio de nuestra patria.

Pasemos ahora a exponer la división y el plan de esta obra.

Toda ella está dividida en cuatro secciones o partes principales. Cada una de estas, va acompañada de cuantas notas interesantes y de actualidad hemos creído útil añadir al texto, para ilustrar oportunamente las materias que contiene. Y para aquellas que ofrecen mayor interés y que para tratarlas convenientemente requieren un lugar especial, hemos reservado unos Apéndices separados.
He aquí una idea sucinta de las Secciones y de sus Apéndices respectivos.

En la Sección primera, transcribimos la breve Descripción histórico - artística de Alcañiz, que en 1844 publicó en los Recuerdos y Bellezas de España el acreditado literato D. José María Quadrado, compañero y colaborador, que fue, del sabio y profundo Balmes. Deseando que nuestra Obra tenga el carácter de imparcialidad que debe tener, y que siempre se pone en duda en un escritor del mismo país, nos ha parecido muy del caso echar así su cimiento, dando con ello una prueba práctica de la rectitud de nuestra intención y propósito.

A esta sección acompañamos muchas notas de interés, y luego dos apéndices, que son los siguientes:
el primero contiene una curiosa Descripción de la antigua iglesia Colegial; joya preciosísima de arquitectura gótica, que con mal acuerdo se derribó al emprender la grande obra del nuevo templo.
El segundo es una Descripción artística de los ricos y variados mármoles y jaspes que encierra la actual Colegiata (que desgraciadamente ha descendido a Parroquia), con la procedencia de cada uno de aquellos; si bien la mayor parte son de las canteras riquísimas de esta Ciudad.

En la segunda sección nos detenemos en describir estensa y circunstanciadamente la Ciudad, sus afueras, sus términos, sus producciones, su comercio y su historia; dando además una idea del Partido judicial y del antiguo Corregimiento, que en cierto modo formaba una buena y extensa provincia.

Acompañan a esta sección cinco apéndices importantes.
En el primero la descripción del Santuario de Nuestra Señora de los Pueyos.
En el segundo, la de la suntuosa Capilla del Cementerio.
En el tercero la de las virtudes medicinales del agua de la fuente de Santa Lucía.
En el cuarto, una extensa disertación histórico critica sobre el famoso Parlamento de Aragón celebrado en Alcañiz en los años 1411 y 12.
En el quinto, otra disertación geográfica y polémica sobre el sitio en que estuvieron
Ergávica. y Anitorgis, Ciudades famosas del imperio romano en la España Citerior o Tarraconense.

En la tercera Sección presentamos una reseña histórica y bibliográfica de los hijos más ilustres de Alcañiz, terminada con una adición biográfica del Grande Orador sagrado del Siglo XVI D. Juan Bautista Lanuza, hijo ilustre de la Villa de Híjar del antiguo Partido y Corregimiento de Alcañiz.

Y después siguen tres apéndices, en los cuales hemos tenido el gusto de insertar algunos fragmentos notables y curiosos de Obras correspondientes a cada uno de los tres Autores alcañizanos a que aquellos se refieren.

Por fin, en la cuarta y última Sección, damos a luz varios documentos inéditos e importantes de la más remota antigüedad. Tales son:
la Carta - puebla de Alcañiz en 1157;
su donación inmediata a este Convento de la orden de Calatrava;
la erección de la Colegiata;
la Real pragmática elevando la villa de Alcañiz a la clase y categoría de Ciudad;
y la famosa sentencia y declaración en favor del sucesor a la Corona de este Reino D. Femando Príncipe de Antequera, que hemos tomado de la Colección
de documentos inéditos del archivo general de Barcelona, publicada de Real orden por el Sr. Bofarull.
Y todos estos documentos que se escribieron en latín, los hemos vertido a nuestra lengua, para que así puedan leerlos todos y entenderlos.

Tal es la extensión que hemos dado a esta obra, y tal la copiosidad (cópia) y variedad de las materias y asuntos que contiene.

Tarea árdua y compleja ha sido para nosotros, el reducir todo lo sobredicho a un sistema ordenado y metódico, y a una base fija de unidad y de concierto. Si solo fuera una historia nuestra obra, o si meramente se limitase a una descripción especial y determinada; entonces por sus leyes y prescripciones tendríamos ya una pauta segura.
Pero no es esto solo lo que contiene: el campo aquí, es más vasto, más universal, más variado (vário). Tiene todo lo sobredicho, y abraza además de diferentes modos y maneras, cuanto es propio y peculiar de Alcañiz, cuanto atañe a Alcañiz,

Considerándolo, pues, nosotros de este modo, nos ha parecido seguir el plan que acabamos de exponer; en el cual, del mejor modo que nos ha sido posible, desenvolvemos la multiplicidad en medio de la unidad, reduciéndolo todo armónicamente a una idea simple y fundamental, a lo que atañe a Alcañiz.

Hagámoslo ver claramente. Toda la obra contiene cuatro puntos capitales; a saber, descripción, historia, hombres célebres y documentos importantes de Alcañiz.

Estos puntos capitales se desenvuelven del modo siguiente: descripción general y descripción particular; historia en general e historia en particular; hombres célebres en general y hombres célebres en particular; y citas de documentos y hechos históricos en general, y exhibición de los mismos en particular.

La simple exposición de estas partes, indica que reina armónicamente en su conjunto una sola idea dominante, lo que atañe a Alcañiz; pero lo que vamos a añadir concluirá de aclararlo del todo.

Los puntos capitales de que hemos hecho mención, son las secciones, las cuales, a parte de su
objeto principal y de los muchos detalles que encierran, tratan o insinúan en general ciertas
materias importantes que requieren mayor ampliación, o que es útil y conveniente el detenerse en ellas. Pues bien; para hacerlo así separadamente, hemos adoptado los Apéndices dentro de sus respectivas Secciones. Y de esta suerte funcionan alternativamente (condensándose después en la unidad) lo abstracto y lo concreto, lo general y lo particular: esto es, lo general en las Secciones, y lo particular en los Apéndices; sin recargar en aquellas lo que sería intolerable y desproporcionado, y aplicando a estos lo que es conforme a su objeto y medida. De lo cual resulta en definitiva, que lo particular sigue y depende de lo general que lo produce y entraña.
Y estas son las razones principales que nos han determinado a la prosecución de este plan, contenido sintéticamente en el título general de la Obra: la cual terminamos con un índice sintético y analítico, para facilitar así a nuestros lectores su pronto examen y conocimiento.

Mucho podíamos decir acerca del valor y significación de algunos de los indicados puntos
capitales, pero, nos limitaremos a reseñar ligeramente el contenido de los mismos.

En primer lugar, tiene un interés y encanto indecibles para nuestra alma, la patria que nos vio
nacer, y en la que recibimos las primeras impresiones de los objetos exteriores. Así que, los vivos recuerdos de nuestras casas y de nuestros templos, de nuestras calles y de nuestras plazas, de nuestros montes y de nuestros términos, de nuestras fuentes y de nuestros ríos, y de nuestros campos y de nuestra vega; todos estos recuerdos, decimos, y otros muchos análogos a estos, son siempre, muy gratos y animados, y de puras y suavísimas emociones. Y esto es lo que detallan las descripciones de esta Ciudad y sus afueras, que ponemos en la primera y segunda Sección.

En cuanto a objetos, especiales y, determinados, no dejan también de ofrecer grande interés y admiración, la riqueza, hermosura y variedad de los mármoles y jaspes que encierra la suntuosa Colegiata, de que nos ocupamos detenidamente en el Apéndice segundo a la Sección primera.

La Disertación histórico-crítica del Parlamento de Aragón celebrado en Alcañiz a principios del Siglo XV, tiene por objeto un suceso singular e importantísimo, que por muchos conceptos es una gloria para Alcañiz, así como para todo el Reino de Aragón y para todos los Estados de esta renombrada Monarquía: es un hecho sin ejemplo en los fastos de nuestra historia y en la de otros Pueblos y Naciones.
¿Podíamos prescindir de él?
¿Podíamos citarlo solo de paso?
¿Podíamos tratar someramente esta página tan brillante?
Por eso, y porque ignoramos se haya ocupado ninguno expresamente del sobredicho Parlamento de Alcañiz, que con el de Tortosa produjo el célebre Compromiso de Caspe, y éste la pasmosa elección de un nuevo sucesor a la conturbada Monarquía aragonesa; por eso decimos nos hemos determinado a ensayar críticamente su historia en el cuarto Apéndice a la segunda Sección; completándola aun después con una Biografía del Papa Luna (el Antipapa Benedicto XIII) que tanto intervino en este complicado negocio, y cuyas circunstancias personales convenía aquí deslindar.

También era conveniente y oportuno aclarar y resolver en definitiva la antigua y ruidosa cuestión de Ergávica, cuya ciudad celtíbera situábanla algunos en Alcañiz. Pero como actualmente no hay ningún geógrafo ni escritor que opine de este modo; y como los notables adelantos que se han hecho en los estudios de la historia árabe, de la geografía comparada, de la litología y de la crítica demuestran lo contrario, nos hemos visto precisados a entrar de lleno en esta cuestión doméstica, digámoslo así, escribiendo al efecto la extensa disertación polémica que atrás hemos indicado. En ella probamos con gran copia de datos y argumentos el sitio preciso de aquella Ciudad, y la mucha probabilidad que tiene la opinión de que la antigua Anitorgis de la Edetania corresponde a Alcañiz. Con cuyo motivo damos en el quinto Apéndice de la Sección segunda, muchas y curiosas noticias de las Ciudades, límites y circunscripciones de la Celtiberia y de la Edetania, según las respetables autoridades de Plinio, Estrabon, Ptolomeo, Tito Livio, y otros geógrafos e historiadores de conocida fama y reputación.

Los hombres ilustres que en todos tiempos ha producido Alcañiz, son seguramente su principal ornamento y constituyen el titulo más legítimo de sus glorias. El ocuparnos, pues, de ellos, como lo hacemos en la tercera Sección, era para nosotros un deber primordial e indeclinable.
Y he aquí porque en medio de las graves dificultades que nos ha presentado la escasez de datos y antecedentes sobre los mismos, no hemos cejado un punto en nuestro empeño, pudiendo aun ofrecer a nuestros paisanos, treinta reseñas histórico-bibliográficas de escritores e hijos ilustres de esta Ciudad, muchos de ellos hombres eminentísimos.

Finalmente, los documentos que en la Sección cuarta transcribimos, justifican, determinan y amplían algunos datos históricos que en esta obra hemos aducido; satisfaciendo at mismo tiempo la curiosidad: que naturalmente excitan estos raros y preciosos testimonios de nuestra venerable antigüedad próximos ya a desaparecer, y que son un fiel reflejo del carácter y circunstancias de aquella nuestra naciente sociedad política.

Algo podríamos aun alargarnos en hacer ver las serias dificultades que nos ha opuesto la falta
de noticias y de antecedentes, que hemos indicado, para el desempeño de nuestro humilde trabajo; pero solo diremos acerca de esto lo siguiente.

El rico archivo de esta Ciudad desapareció por completo en la aciaga época de la guerra de la independencia. Únicamente nos ha quedado su índice, qué compone nada menos que 200 páginas en folio: de lo cual puede inferirse la grande extensión e importancia que aquel tendría.

De las muchas obras literarias que en todos tiempos han dado a luz los ingenios de Alcañiz, es rarísima la que se conserva en el día en manos de algún curioso particular. Y por lo que respecta a las Memorias y Apuntes de esto Ciudad, solo tenemos un ejemplar manuscrito de la Historia de la misma, que en 1704 publicó el escribano Pedro Juan Zapater el cual con laudable celo copió y trasladó oportunamente el erudito patricio alcañizano, D. Evaristo Colera, Rector, poco ha, de Valdeltormo; a cuya incansable pluma se debe también la conservación de otros papeles apreciables.

Pero la mencionada Historia de Zapater, que consta de 600 páginas en folio y que emplea más de 200 en hablar de Ergávica, es pobrísima en las biografías de los hijos de Alcañiz, escasa y poco esmerada en la descripción de esta Ciudad, y solo difusa y abundante en lo de Ergávica (que creémos extraño a nuestra localidad,), y en lo que tiene relación con las Iglesias, con los conventos, y con el muy célebre de la Orden de Calatrava.
El Sr. Zapater hizo, sin embarco, un gran servicio a su patria, que le agradece muy cordialmente; pero su obra se resiente no poco del tiempo en que se escribió.

Nos ha sido preciso, pues, colocarnos en otro terreno, y consultar, además de lo dicho, cuantas obras y documentos útiles a nuestro intento hemos podido adquirir desde este rincón de España; aunque no han sido tantas como deseáramos. Zurita, Abarca, Asso, Latassa, Mariana, Bofarull y otros varios escritores, han sido nuestros guías principales; y de ellos hemos sacado la débil luz de nuestros cortos conocimientos, en el tiempo que nos hemos consagrado, al trabajo de esta obra. Confesamos francamente, que debíamos habernos detenido algo más en limarla y corregirla; pero no hemos creído prudente diferir su publicación pues que la habíamos anunciado al Público y deseábamos cumplirle cuanto antes la palabra.

En medio de la insignificancia y desaliño que han precedido (presidido) a su redacción, hemos tenido que tocar muchos puntos y materias diferentes, y emplear en ellas diversos tonos y elocuciones; cuya dificultad ha aumentado no poco la convicción de nuestra fundada desconfianza. Pero sin embargo; aliéntanos algún tanto la indulgencia que esperamos de nuestros conciudadanos, y el amor y benevolencia de la Patria, que como atrás se ha dicho, admite siempre con gusto cualesquiera dones y obsequios que se le tributan.
Si el nuestro es exiguo y de poca monta, cuando menos representa la dignidad e importancia de un grande objeto, de un grande asunto, la glorificación de la Patria: lo cual compensa en gran manera la pequeñez e insuficiencia de esta ofrenda, que le hacemos con buena voluntad y sin livianas pretensiones.
¡Quiera el Cielo, que otros ingenios más fecundos y afortunados, se estimulen con ella a levantar sólida y cumplidamente el monumento de nuestras glorias alcañizanas; ya que solo hemos podido nosotros acercar a él algunas piedras y materiales!

Alcañiz, 1 de Marzo de 1860.


Trenos, Jeremías, lamentaciones,

Trenos de Jeremías: o sea Lamentaciones de Jeremías, puestas en verso y distribuidas en lecciones y capítulos con arreglo al uso que de las mismas hace nuestra Madre la Iglesia en los maitines de Jueves, Viernes y Sábado de la Semana Santa por D. Silvestre Rongier, Pbro.      


http://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=454712 copia digital

https://es.wikipedia.org/wiki/Libro_de_las_Lamentaciones

http://www.es.catholic.net/op/articulos/59191/cat/70/17-libros-poeticos-salmos-cantar-de-los-cantares-lamentaciones.html


Trenos de Jeremías: o sea Lamentaciones de Jeremías, puestas en verso y distribuidas en lecciones y capítulos con arreglo al uso que de las mismas hace nuestra Madre la Iglesia en los maitines de Jueves, Viernes y Sábado de la Semana Santa por D. Silvestre Rongier, Pbro.

/ La imagen es del libro de Timoteo Alfaro / 



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LAMENTACIONES DE JEREMÍAS, 

puestas en verso y distribuidas en lecciones y capítulos con arreglo al uso que de las mismas hace nuestra Madre la Iglesia en los maitines de Jueves , Viernes y Sábado de la Semana Santa: 


PUBLICADAS 

con la competente censura y aprobación de la Autoridad eclesiástica y enriquecidas con gracias espirituales por varios distinguidos Prelados de la Iglesia. 


Impronta de la Regeneración Tipográfica , calle del Sagrario de Santa Cruz, núm. á. 

1859. 


POR D. SILVESTRE RONGIER, PERO, 

SEGUNDA EDICIÓN ESTEREOTÍPICA. 

VALENCIA: 


Palacio Arzobispal de Valencia 19 de Febrero de 1856. 

Deseando fomentar la devoción de los fieles, concedemos ochenta días de Indulgencia a todos los que leyeren ú oyeren leer cualquiera de las Lamentaciones de Jeremías, puestas en verso por D. Silvestre Rongier, contenidas en el presente impreso, rogando á Dios Nuestro Señor por la exaltación de la Santa Fé Católica y demás fines piadosos de Nuestra Santa Madre Iglesia.— Pablo , Arzobispo de Valencia. 

En la misma forma tienen concedidos ochenta días de Indulgencia el Emmó. Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo , y cuarenta los limos. Sres. Obispos de Cuenca, Segorbe, Orihuela , Barcelona , Avila, Santander, Orense y otras distinguidos prelados de la Iglesia. 

IMPRIMASE 

£o brcrctó S. <6. 3. ini sfñor: íic que crrtifico: 

Félix. 

Can. Scc. 

Es propiedad del Autor. 

MAITINES DEL JUEVES SANTO. 

LECCIÓN PRIMERA. 

CAPI m® ¡. 

Aleph. (1) ¿Cómo tan solitaria 
IJn Liempo la ciudad do pueblo llena 
JIoi yace y tributaria 
Devora en la orfandad su negra pena? 

La reina de provincias y naciones 
Ve hechos trizas sus ínclitos pendones? 

Bet/i. Llor‘aflijida en noche Lenebrosa: 

Sus párpados anubla el triste llanto, 

Y no hai mano que aleje cariñosa 
Con bálsamo de vida su quebranto. 

Infieles sus amigos 
Desprccianla , y su luto 
Aumentan cual furiosos enemigos. 

Ghimel. Marchó Judá buscando á su amargura 
Algún alivio por estraño suelo, 

Mas ¡ai ! la rabia de la jente impura 
Eternos hizo su tristeza y duelo. 

Y sin hallar reposo entre las jentes, 

Sin treguas á su lloro y pesadumbre, 

Arrastra ^angustiosa servidumbre. 

Dalelh. Las vias de Sion están de hito: 

No ya en los templos cánticos sagrados 

(1) Esta nalabru y las domas qno preceden á rada versículo 
son letras del alfabeto hebreo que marcan la forma acróstico 
del original. 


í 

Resuenan para Dios dulce tributo. 

Las puertas destruidas, los amados 
Ministros del Señor vagan jimiendo: 

Las vírjenes ocultan su hermosura, 

Y Sion oprimida do amargura 
Hilo á hilo su llanto va vertiendo. 

fíe El cetro soberano 
llora empuña nadando en la riqueza 
Del enemigo la estranjera mano. 

Porqtfescitó Sion con su torpeza 
La cólera divina, 

Y Sabaot anuncia justiciero 
Su pérdida y ruina; 

Y hasta decreta que sañudo y fiero, 

Sordo á ios aves que el amor envia, 

Altivo el venzedor lleve delante. 

Alarde haciendo de rudeza impía, 

Cautivo al tierno infante. 

LECCION SEGUNDA. 

Vau. Sus dones y hermosura 
La hija de Sion perdidos llora: 

Los príncipes valientes y esforzados 
En negra esclavitud, horrible y dura, 

Hambre padecen , sed desgarradora. 

Cual carneros sin pasto abandonados 
El capricho de dueños robadores 
Que hambrientos los persiguen 
Débiles ya , sin fuerzas, 

En inquieta zozobra siempre siguen. 

Zain. Cuando á fuego y espada del contrario 
Jerusalen perece 


Y estranjero dominio $*esiableec, 

¡Cómo recuerda de su antigua gloria 
La escelsa majestad , el poderío! 

¡CómoJudá, fatídica memoria, 

Llora y maldice su pecado impío! 

De tan grande ignominia el enemigo 
Es por decreto del Señor testigo 

Y añade nneva liiei á los pesares, 
Escarneciendo de Judá 11 presencia, 

Con horrible impudencia, 

A Dios, al culto , religión y altares. 

Hcth . Pecado abominable 
FiPel de Jerusalen : la idolatría. 

Por eso lia sido hecha tan instable 

Y todos la desprecian i\ porfía. 

Los mismos qu'ensalzaban su grandeza. 
Publican su deshonra , y dolorida, 

Ya que no la impureza-, 

Su rostr^oculta mísera, corrida. 

Tet/i. Los pies cubiertos lleva de inmundicia 

Y olvida el desastrado paradero 
Que á su horrible malicia 
Prepara inexorabrel liado licro. 

Yace abatida y su dolor acrece 

Al ver qu'el enemigo ensoberbece, 

Y en ciego desvarío 
Atribuye á su inmenso poderío, 

Cuanto el dedo de Dios indestructible 
Obra vengando la maldad horrible. 

LECCIÓN TERCERA. 

Job. La codicia voráz de su contrario 

El oro que le rob, ansioso allega, 

Porqu‘en el grande y rico santuario 
Poner sus plantas permitióle ciega: 

Así el enorme y feo desacato 
Espía contra Dios y su mandato. 

Caph. Hambrienta y aflijida 
Sion demanda pan entre sollo/os. 

Nada le resta ya : por la comida 
Sus bienes ifió y riquezas: lo mas caro 
Por conservar la turbulenta vida 
Qu‘es mofa del avaro, 
i Ai ! calma , pues , Dios mió , con presteza 
Un mar tan borrascoso de amargura: 

¡ Dá treguas á su pobre desventura ! 
i Mirada de consuelo á su vileza! 

Lamed . Venid y contemplad ¡oh caminantes! 
Los que cruzáis el áspero sendero, 

Si hai penas á las mias semejantes! 
DestruyóuPcl Señor : así en el dia 
De su ira sañosa hablado liabia. 

Mem. Y viene donde lo alto su venganza. 
Voráz y activo fuego 

Que hasta mis huesos destructor consume 
Despiadado el Señor sobre mi lanza; 

Y ¡ suerte infeliz ! luego 
Que algún alivio el corazón presume 
• Tiéndeme una red , donde prendida 
Caigo y retrocedo amedrentada, 

Siempr‘en un caos de aflicciou sumida. 

Nuni. De mis maldades afrentoso el yugo 
En vela inquieta y azarosa vive: 

Con ellas el Señor gravosa carga 
Al cuello impone cual feróz verdugo. 




Y ant‘el filo de pena tan amarga, 

De libertad sin esperanza alguna, 

Por cternal decreto 

En la enemiga y vengadora mano 
Del estranjero insano, 

Dejóme ¡'i dura esclavitud sujeto. 

¡Jerusalen , Jcrusalcn impía ! 

Inicuo es tu pecado; 

Y pues la ira de Dios has escitado 
Vuelve al Señor los ojos este dia. 

MAITINES DEL VIERNES SANTO. 

LECCIÓN PRIMERA. 


Heth. De la hija de Sion soberbio el muro 
Destruir el Señor pensado había, 

Y Dios es inmutable y llega el dia 
Del trance lastimoso y golpe duro. 

Tendió su cuerda: cruje pavoroso 

El muro y bambolea. En raudo vuelo 

Y estrépito espantoso, 

Cual fúljida centella 

Qu‘el ctér cruza sin mostrar su huella, 
Derrumbasen cenizas por el suelo. 

Teth. Sus puertas y cerrojos 
El polvo inmundo tiene sepultados; 

Su monarca , sus príncipes preciados 

De la hueste enemiga son despojos. 

Muere lalci; y amantes los profetas 
Con voz qu'emula el temple soberano, 

Y súplicas inquietas 

Pretenden mitigar, inas ; ai! en vano 
La cólera divina. 

Sabaot no los atiende 

Y el mísero penar ele nuevo enciende 
Jod. Del áspero cilicio revestidos 

En tierra se sentaron los ancianos, 
Cubiertos de ceniza, y mil jemidos 
Exhalan tristes en amargo llanto 
Que ahoga en la garganta el tierno canto, 

Y de Judá las virjenes queridas, 

Velada su hermosura, 

A Dios elevan su plegaria ardiente, 

Y contra el rudo suelo 
En dolorido anhelo 
Abaten afligidas 

Y llenas de vergüenza l alba frente. 

Caph. El llanto funeral ciega mis ojos, 

Y hasta del pecho en borrascosa furia 
Las entrañas saltar quieren deshechas. 
Luto no mas al corazón ajila, 

Tan solo hiel respiran mis endechas. 
¡Doquier desolación! ¡ doquier miseria ! 
L‘hambre voráz y sed desgarradora 
Forman del pueblo el asqueroso timbre, 

Y en tan menguada hora 

]N T o liai quien el labio del rendido infante 
Humedezca con mano bienhechora, 
Cuando rcvuelv l el maternal regazo, 
Sollozoso , anhelante. 


LECCIÓN SEGUNDA. 

Lamed . Y los hijos preguntan á sus madres, 
Entr'cl continuo sollozar doliente, 

¿Dó está el trigo y el vino ? Y tristemente, 

Mil lágrimas acerbas derramando. 

Los ayes de su pecho sofocando, 

Desfallecen y espiran congojosos. 

La madre inmoble, enjuta la mirada, 

Quier‘el suspiro detener postrero 
Con su abrasado aliento! 

Inútil , vano intento, 

Le aprieta en su regazo y desprendido 
Cae rodando hácia el sepulcro inerte 
Cual víctima temprana de la muerte. 

¡YTem. ¿A quien, ó de Sion hija preciada, 
Podré yo compararte? 

¿Qué desgracia , que pena con la tuya 
Igualaré con que consuelo darte? 

Y quien , ó de Salem escelsa virjen , 

Alivio prestará tu desventura? 

GramPes , como del mar el ancha via. 
Indecibles , ó Reina , tu agonía, 

Sin límites ni término : el acento 
Que arranca el corazón en este dia 
¿Quién modulará con blando sentimiento? 

Nun. Mintieron tus profetas. 

Falsedad y locura sus visiones. 

Lisonja dando al gusto enamorada^ 
Levantaron un trono á las pasiones. 

Preclara te mostraban tu victoria 

Y eterna destrucción del enemigo, 

Mas de tantas locuras al abrigo. 


10 

Vist‘cn el fango tu potente gloria. 
Samech. Burla fue y escarnio. 

Y hora se acerca tu contrario al muro 

Y rie de tu suerte al trance duro. 

Y entre algazara que al piadoso aterra, 
Esclam‘altivo con su lengua impura: 
¿Es esta la ciudad de la hermosura? 

¿El gozo peregrino de la tierra? 

LECCION TERCERA. 


Áleph. Yo so y el ailijido 
Que mira su desgracia y su pobreza 
En el azote de Su saña dura. 

Aíeph. Yo el siempre conducido 
Por áspero sendero de tristeza, 

Cárceles , tinieblas y amargura. 

Aleph. El solo atormentado 
Por el brazo de Dios que todo el dia 
Firme revuelve contra mí , y airado 
Aumenta sin cesar la pena mia. 

Beth Mi piel y carne puso envejecidas 
La mano poderosa: 

Quebrántanse mis huesos 
Y huyen de mí el vigor v fortaleza 
Que por su clara y sin igual belleza 
Eran orgullo de natur'airosa. 

tteth. Cárcel de amargura 
Es lioi el cuerpo do encerrado vivo; 
Habitación impura 

Qu‘el yugo torna mas voráz y activo. 

Betli. Colocñm l cn albergue tenebroso 
Sin esperanza de volver á vida, 


11 


Cual turaba solitaria 
Que de ciprés ceñida 
Encierra la ceniza funeraria. 

Ghimel, De hierros y cadenas aceradas, 
Mui pesadas 

Cargóm'el cuerpo en calabozo horrible. 

Cerró los pasos y la luz quenvia 
Claro el dia 

Que bañe mis pupilas no es posible. 

Ghimel, Quis 1 elevar mi funeral acento 
Por 1‘ aflicción del pueblo perseguido, 

Y el eco de mi voz , eco atrevido 
Es para el duro cielo 
Que aumenta el desconsuelo 
Ahogando al nacer mi escaso aliento, 

Ghimel. Ya no hai camino que al placer con- 
Vcreda sin trastorno ! (duzca,) 

¡No quiere Dios que célica reluzca 
La gloria de raí en torno! 

i Jerusalcn! ¡Jerusalen impía! 

Si quieres ^amargura 

Trocar alegren sin igual venlura, 

De la maldad huyendo, 

Reconoce A tu Dios en este dia. 

MAITINES DEL SABADO SANTO. 

o> 

LECCION PRIMERA. 

mmm m. 

Het. De culpas y pecados 


12 

Castigo es cuanto ahora padecemos, 

Y { i la bondad de Dios solo debemos 
Por siempre no haber sido estcriñ inados. 

Y ¿cómo no, si brilla majestuoso 
En medio su justicia 

El semblante de Dios siempre amoroso? 

Jleth. INucvas de Tu verdad y fiel cariño 
Preclara trae la rosad l aurora. 

Quien fia en Tu palabra 
La dulce quietud labra 

Y goza de la gloria encantadora 

Jlet/i. Mi herencia y mi porción es Dios del 
Dijo alegre mi alma: (cielo, 

Al triste , pues , miando desconsuelo, 

¿No^ habrá de suceder la blanda calma? 

Tcth. ¡Bueno es el Señor para el que espera 
En él la dulce dicha y bienandanza: 

Y Palma que sincera 

Con fe le busca, salvación alcanza. 

Tcth . ¡Bueno es qu'en silencio aguardad liora- 

Y espere de su mano (|> re 

Remedio á 1 'aflicción , sin que le asombre 

De la desgracia el malestar insano » 

Teth ¡Bueno es qu‘en su primer'adolcscencia 
El yugo de la Lei haya llevado 
El hombre con paciencia, 

Y sufra los trabajos resignado! 

Jod. ¡Este hallará tranquilo y solitario 
Dulce retiro que del mal lo aparte; 

Contra el gozo mundano , infiel y vario, 
Fortísimo baluarte! 

Jod Y hasta la tierra humillará su boca, 

Las culpas confesando. 


IB 

Pues siempre escucha Dios á quien le invoca 
Su bondad ensalzando. 

Jod. Sin desplegar el labio 
fiará su megill'al que le hiriere , 

Cual de su propia culpa en desagravio. 

Y cubierto de oprobios afrentosos. 

Sin humano poder que los modere, 

Sin débil quezal gima 

Será el juguete de la infiel fortuna. 

LECCION SEGUNDA. 

Qjumña iv. 

Jlepli. ¿Como el tan preciado 
Oro del Templo yace oscurecido? 

¿Quién su color bellísimo , esplendente, 

Pudo haber deslucido? 

Y ¿quién el atrevido, 

Sacrilego, inclemente, 

Que las piedras del rico Santuario 
Esparzo por las plazas temerario? 

Beth. Los hijos de Sion tan poderosos , 

Los del oro finísimo en sus trajes, 

¿Raza son hoi , tan solo comparable 
Por enemigo fiero, 

A vasija de barro desprecíale 
Que fabrican las manos de alfarero? 

Ghimct. A sus cachorros las feroces lámias 
Blandas ceden el pecho; 

Mas la hija cruel del pueblo mió 
Huye del hijo en lágrimas deshecho. 

Y cual dur'avcstruz, sord‘á la pena 
En l l abrasad‘arena 


Bel árido desierto, 

Débil le deja , sin sentido , yerto. 

B alelí. El desdichado infante 
Tiene su lengua al paladar pegada 

Y busca vacilante 

El pecho de su madre despiadada, 

Y los niños , corriendo congojosos, 

Le piden pan con inquietud amarga. 

Tan le demandan oirá vez llorosos, 

¡ Y nadie el pan alarga ! 

He. Aquellos qu'en banquetes delicados 
Hartaron caprichoso el apetito, 

Hambrientos hoi suspiran, 

Y por las calles débiles espiran. 

El qiben lechos de grana regalados 
Gozaba de placer sueño esquisito, 

Iloi en penar profundo 

Por el estiércol se revuelca inmundo! 

Van. Mayor es el castigo 
Be la hija de Sion qu‘el de Sodoma: 

En esta el enemigo 

Fuego es del ciclo que sobre el asoma 

Y raudo en un momento 
Consume la justicia vengadora, 

Sin el hambre ni sitio violento, 

Pecado y pecadora. 

¡Jerusalén , Jerusalén impía! 

El treno dolorido 

Oye que raudo á la celeste altura 

Te llama y aflijido 

Bice, radiante con su lumbre pura: 

¡Conviértete al Señor en este dia ! 


ORACIÓN DE JEREMÍAS

Acuérdate , Señor , de nuestros males 

Y del oprobio que i i Sion rodea: 

La culpa á tu justicia nunca iguales, 

Tan solo amor , no saña , el pueblo vea. 

Patria y hogar son presa del estrauo: 

Suya es ¡olí mengua ! la dichosa, tierra 
Premio ofrecido de Judá al rebaño, 

Si al vicio horrible levantaba guerra. 

Mas no fue así, y el lastimero llanto 
Vertemos hoi , cual huérfanos sin padres: 

Y en mar de luto , en jemidor quebranto, 
También cual viudas lloran nuestras madres. 

¡ Cuánta desgracia la maldad hacina! 

¡ Ai cuánto de deshonra y dura mengua ! 

Si el labio busca el agua cristalina 
Con que humedezca l l abrasada lengua; 

Si , ya que no los frutos ni las flores 
De un suelo tan rico en dulcedumbre, 

Del frió y hambre huimos los rigores, 

Leña buscando por riscosa cumbre. 

La codicia voráz del estranjero 
Por agua y leña pide , ¡olí amargura ! 
Nuestro oro y plata ¡ á precio de dinero 
Lo que regala con placer natura! 

El que hambriento y desnudo viene al suelo, 
El débil que sucumbe á la agonía, 

Es arrastrado en negro desconsuelo 
Cual bestia inmunda con rudeza impía. 

A Egipto , Asiria , el enemigo fiero, 
Humildes alargamos nuestra mano, 

Demandando con eco lastimero 
Pan con que sacie el padecer Insano. 

Y es que la culpa de sus padres llora 
Hoi la infeliz humanidad doliente . 

Y lleva de la mancha pecadora 
Señal funesta en 1‘abatida frente. 

De ahí que convertido en débil siervo 
Veamos al señor rico y altivo. 

Sin que la pena , el malestar acerbo, 
Ninguno mitigar pudo al cautivo. 

De ahí que corr‘al árido desierto 
Do saci‘cl hambre, triste, solitario, 

Y d'espanto sucumba , frió y yerto, 

Viendo vibrar la espada del contrario. 

De ahí qu‘el hambr‘en tempestad-rujiente 
La piel arrugue y ponga denegrida. 

Cual si llama voráz de un horno ardiente 

Arrebatara la indefensa vida 

Judá y Sion ocultan el semblante: 

Sus vírgenes son mofa del impuro: 

Sus mujeres con eco suplicante 
Treguas demandan al oprobio duro!... 

i Suspende, pues , ó Dios , de tu justicia 
El rayo vengador y pavoroso: 

Alróz es de tu pueblo la malicia, 

Ingrata fué Sion! 

Mas hora mi buen Padre bondadoso, 

Oye cual triste en dolorido anhelo 
Llora su culpa y se dirijo al ciclo 
En mística oración!