viernes, 27 de agosto de 2021

L'OLIVERA MALLORQUINA. Joseph Lluis Pons.

L'OLIVERA MALLORQUINA.


Cóntam, vella olivera,

Mentres sèch alenant sobre la roca,

Noves del temps d'enrera

Que escritas llitxen ta surenca soca.


Jo vinch a recolzarme

A tas nuadas rels, trist d'anyorança,

Perque vullas tornarme

Dels bens que n'he perdut sols l'esperança.


Ton delicat fullatge,

Que sota 'l blau del cel l'ambat oreja,

Es de la pau l'imatge,

De tots los goigs de la ciutat l'enveja.


EL OLIVO DE MALLORCA.

Mientras jadeante me siento en esta roca cuéntame, añejo olivo, los sucesos del tiempo pasado que leo escritos en tu acorchado tronco.

Entristecido con mis recuerdos vengo a recostarme sobre tus nudosas raíces para que me devuelvas, de todos los bienes que perdí, al menos la esperanza.

Tu primoroso follaje que la brisa orea bajo el cielo azul es imagen de paz y envidia de todos los placeres de las ciudades.


Ta rama verde y blanca,

Com cabellera d'ángel t'emmantella,

Y a ta esqueixada branca

Falta, pe'l vent l'arrebassada estella.


Quant jove y vincladissa

Crexias sobre l' marge de la coma,

Xermava ta verdissa

La falç del llaurador fill de Mahoma.


L'Arab y sa maynada

Respirantne tes flors pe 'l maig sortian,

Y ta oliva escampada

Sos nets per la tardor la recullian.


¡Ab quín dol, escoltantne

Del corn aragonéslo toch de guerra,

Tallá tos brots, donantne

Empriu a l'host de la guanyada terra!


Y 'l jorn de la conquista

Ab llágrimes del cor senyant sos passos,

Sense girar la vista,

Sortí ab l'infant mes xich estret als brassos.


Los cavalls trapitjaren

Dins lo solch sarrahí les bruyes tendres,

Y l's ferros enfonzaren

De la alquería en las calentas cendres.


El manto de tu rama verde y blanca te cubre como cabellera de ángel y a tu desgajado tronco le falta la astilla arrancada por el viento.

Cuando tierna y flexible crecías en las márgenes del soto, la hoz del labrador hijo de Mahoma escamondaba tus retoños.

El árabe y su tribu salían por Mayo a respirar el ambiente de tus flores y por el otoño sus nietos recogían tus olivas desparramadas.

¡Cuál fue su dolor cuando al oír el toque de guerra de la trompa aragonesa, te cortó un tallo para ofrecer a la hueste enemiga el homenaje del subyugado territorio!

Y el día de la reconquista (pone conquista arriba), marcando sus huellas con lágrimas de su corazón, salió llevándose estrechado en sus brazos al más pequeño de sus hijuelos.

Los caballos pisotearon la mies recién nacida en los surcos del sarraceno y hundieron sus herraduras en las cenizas calientes de las alquerías.

(Nota: Lo de llorar por los moros es también típico de los ploramiquescatalanistas, como veis en este poema.)


¡Cóm reposava a l'ombre

Deslliurat lo baró dels durs arnesos,

MentrE 'ls llebrers sens nombre

Jeyan al sol assedegats y estesos!


Y de son puny volantne

Lo manyach esparver dalt tú s' posava,

Las unglasencreuhantne,

Y 'ls tendres cims dels branquillons vinclava.


Quant era un' alta ermita

Aqueix claper de trossejada runa,

Lo místich cenobita

Aquí s'agenollava al clar de lluna.


Al toch del monestiri,

Mans plegades al pit, pregaries deya,

Y 'l cel en son deliri

Per lo rexat de ton ombratge veya.


Are aquí 'l temps enganya

Lo pastoret qu' embadalit s'atura,

Y ab flaviol de canya

Gira l' ramat que al comallar pastura.


Mentras l'ovella tosa

Ab lo clapat anyell entorn apila,

La cabra delitosa

Tos tanys novells per rosegar s'enfila.


¡Cómo descansaba a tu sombra el barón aliviado de sus duros arneses, mientras sus lebreles innumerables yacían al sol tendidos y sedientos!

Y el azor domesticado volando de su puño subía a posarse en ti cruzando las uñas y cimbreaba las tiernas puntas de tus ramos.

Cuando ese montón de escombros despedazados era una elevada ermita, arrodillábase aquí el cenobita devoto a la claridad de la luna.

Y al oír la campana del monasterio, con las manos cruzadas en el pecho, rezaba sus oraciones y en su místico delirio entreveía el cielo al través de la celosía de tu ramaje.

Hoy el pastorcillo que se detiene aquí embebecido deja correr las horas y con su caramillo de caña guía el rebaño que pace en la hondonada.

Mientras recoge la esquilada oveja con su pintado corderillo, la cabra juguetona se empina para roer tus tiernos retoños.


Arbre, amich del que plora,

Dosser sagrat d' eternitat serena,

Jo 't sento grat de l' hora

Que m' has aydat a conhortar ma pena.


Tú al còr n'has donat forsa,

Tú apar que 'm tornas juventut perduda,

Com de ta axuta escorsa

La sava n'ix que ton brancatge muda.


Jo moriré, y encara

Espolsara l' mestral ta negra oliva...

Res será del qu'es ara;

Tú sobre 'l blau penyal romandrás viva.


_____


Árbol amigo del que llora, dosel sagrado de tranquila eternidad, yo te agradezco estos instantes en que me ayudaste a conllevar mis penas.

distesfuerzas a mi corazón, tú me devuelves, al parecer, mi juventud perdida, como renueva tu ramaje la savia que asciende por tu árida corteza.

Cuando yo muera, el aquilón sacudirá todavía tu negra oliva.... nada será de lo que hoy es: pero tú subsistirás, viva sobre los azulados peñascos.

___

//

Lo poema de Laura Miravete de La Fresneda, "la olivera del racó de mars", lo vach lligí fa mol tems, ella mateixa m´el va dixá. No sé si está publicat an algún dels seus llibres

//

LA LLAR. Joseph Lluis Pons.

LA LLAR.


Cuant los pichs de Cerdanya

La neu glassada del ivern blanqueja,

Y l' llop de la montanya

Per les deveses femolench rastreja,


La porta clivellada

De son alberch lo montanyés barrota,

Y escolta ab sa maynada

Lo vent que fibbla y los abets assota.


En la llar agombola

Un feix d' estelles y de sech brancatje,

Y lo flam que s'arbola

Enlluerna dels rústichs lo visatje.


EL HOGAR.

Cuando la nieve congelada del invierno blanquea los picos de Cerdaña, y el lobo montaraz rastrea hambriento por las dehesas,

Atranca el montañés la resquebrajada puerta de su vivienda junto a su familia escucha al viento silbar azotando los abetos.

En el hogar amontona un haz de astillas y ramaje seco, y la llama que se levanta deslumbra el semblante de los rústicos.


Allí entorn aplegantse

Pastors, bovers y mesaders s'asseuen,

Y del fret retornantse,

Dolses rahons, joyosos fets retreuen.


Allí la mare troba

Recorts de sa florida prometença,

Y 'l goig estrany renova

Que hagué del primer fill ab la naixensa.


Parla l' pare del dia

Que alentornde sa llar segué ab sa esposa;

Dels prats de la masía,

O del grá soterrat baix de sa llosa.


Lo fill, per costum sabi,

Deixa l'eyna, al llindar y la má besa,

Ab respecte, del avi

Que tulit prop del foch murmura y resa.


Y l' vell lo front alsantne

Esplíca ab veu que l' tremolor li minva (que'l; varios apóstrofes mal colocados)

Com l'arma al coll portantne

Corregué ab somatent per l'aspre timba.
…....


¡Santa llar dels pagesos!

Niu de tendres amors y pau cristiana, (se lee: crístíana)

En tos tions encesos

Crema l'foch de la patria catalana,


Boyeros, pastores y jornaleros reunidos siéntanse allí a la redonda y sacudiendo el frío sacan a luz alegres sucesos y sabrosas razones.

Allí la madre renueva los recuerdos de sus floridos desposorios y el placer desconocido que experimentó al nacer su primer hijo.

El padre habla del día en que tomó asiento cabe el hogar al lado de su esposa, de los prados de su hacienda y de los granos que guarda encerrados en los silos.

El hijo, según sabia costumbre, deja en el lindel sus aperos y besa con respeto la mano del tullido abuelo que junto al fuego, reza y murmura.

Y el viejo, alzando la frente, refiere con voz temblorosa, como en otro tiempo al oír el rebato trepaba con el arma al hombro, por los ásperos derrumbaderos.

…....

¡Santo hogar de los labradores! Nido de amores tiernos y de cristiana paz, en tus encendidos tizones arde el fuego de la patria catalana.


Tú n'ets lo rústich temple

De virtuts que honorá nostra vellura;

Tú n'ets lo viu exemple

Que en lo fort pit de nostre poble dura.

Sobre ton banch singlota

La viuda sens consol, la filla tendra,

Y de son plant la gota

Cau y se fon sobre la ardenta cendra.

Y ab ta blanca fumera

Que ixespurnant com a menuda pluja,

Y s'alsa falaguera,

L'encens de gratitut al cel s'en puja.

Pensant ab tu s'anyora

Lo catalá si del Atlántich talla
La onada tronadora;

Pensant ab tú es invicte a la batalla.


Pensant ab tu s'anyora  Lo catalá si del Atlántich talla La onada tronadora;  Pensant ab tú es invicte a la batalla.

Jamay per ta defensa

Compte del estranger l'host enemiga;

Y sols ab ton dol pensa

Si son Rey perque t'ama lo castiga.


Dins ta gaya rodona

Troba l' conort del greu que l'atormenta;

Per tú vol sa corona;

Menysprea lluny de tú la mes lluenta.

(Veis que escribían á, catalá, no à para intentar diferenciarse del castellano; y tildes en ía muchas veces.)

Tú eres el rústico templo de virtudes que nuestros mayores honraron: tú eres el ejemplo viviente que se conserva en el pecho esforzado de nuestro pueblo.

Sobre tu escaño solloza la viuda sin consuelo, la tierna hija, y las gotas de su llanto caen y se secan en tus ardientes cenizas.

Y sube al cielo el incienso de tu gratitud, con la blanca humareda que sale chispeando como lluvia menuda y ligera se remonta.

El catalánte echa de menos cuando surca las ondas atronadoras del Atlántico, y cuando piensa en ti es invencible en los combates.

Por defenderse, jamás cuenta las huestes enemigas del extranjero: y cuando su propio Rey le castiga porque te ama, no piensa mas que en tu dolor.

En tu cerco festivo halla consuelo a sus pesajes: para ti anhela sus coronas, y sin ti desprecia las más resplandecientes.


Llors a ton mur penjantne

Lo front victoriós modest humilia,

Y s' plau aquí tornantne,

Gran pe 'l mon, aymador per la familia.

…..

Pura y encesa flama

De nostra llar que l's seggles atiaren,

Sant esperit t'inflama

Puis tants vents desfermats no t'apagaren.


D'aquells gloriosos dias,

Del passat ensisera recordansa,

Prech a Deu que tú sias

Dels esdevenidors rica esperansa.


_____

Colgando sus laureles en tus muros, humilla con modestia su victoriosa frente, y se regocija al volver a ti, grande para el mundo, y amante para su familia.

Pura y encendida llama de nuestro hogar que los siglos avivaron, santo es el espíritu que te inflama, pues tantos vientos desencadenados no consiguieron apagarte.

Recuerdo hechicero de aquellos gloriosos días de lo pasado, quiera Dios que tú seas rica esperanza de los venideros.

____